SEGA anuncia la estrategia más completa con 'Total War: SHOGUN 2 - Gold Edition'

Normalmente es muy complicado adjudicar el título de obra maestra a un juego de estrategia. Siempre adolecen de pequeños problemas en lo referente a equilibrio de razas, un sistema de daños simplón, una campaña no muy destacable, un sistema de juego demasiado exigente... Muy, pero que muy pocos lo tienen (si es que lo tiene alguno) pero este está condenadamente cerca de conseguirlo. La clave yo creo que está en esa doble interfaz campaña-batalla, que tiene dos juegos en uno, y ambos tremendamente adictivos. Ambientado en el periodo de las guerras civiles durante el shogunato Ashikaga, el juego es una adaptación asombrosamente precisa de cómo estaban repartidos los territorios al año de inicio de la campaña (creo recordar que empezabas en el 1480, pero no estoy seguro). Tenemos por ejemplo a los generales Takeda Shingen y Uesugi Kenshin pegándose en el centro, a los Oda aun con un Nobunaga de 16 años deseando ganarse sus espuelas, al norte a los berracos Date, en la isla Shikoku a Chosokabe Motochika deseando unificar la isla, al cristianismo amenazando con entrar en tus territorios mediante el comercio... Si os interesa el tema, en esta wiki se puede encontrar información extensa. El juego es aparentemente simple pero da para mil y una batallitas de abuelo, y la máquina es una cerda guarra. Recuerdo una partida con el clan Oda en la que dejé a mi mejor general (a Nobunaga Oda) custodiando un puente mientras que con su padre arrasaba y conquistaba la costa sur de Japón, perteneciente a los Imagawa. Entonces llegó un metsuke del clan Kitabatake (una especie de policía secreta) y me sobornó al general, dejando mi capital expuesta, sin líder y con una guarnición de campesinos acojonados que veían en el horizonte cómo se les venía encima una horda de samurais rabiosos. Evidentemente me hice caca en los pantalones y tuve que liarme a sabotear ejércitos con mis shinobis, gastando una pasta gansa en los sabotajes y en el reclutamiento de tropas guarras mientras reculaba con el Daimyo (el lider del clan, el papi de Nobunaga). Otra que recuerdo con cariño es una que jugué en cooperativo con un amigo. Este tenía la fuerza militar y yo los dineros. Él se dedicaba a tomar la costa sur mediante la fuerza pura y dura, y mientras yo sobornaba asentamientos en la costa norte y el centro gracias a mis ingresos por el oro del clan Honma, al cual aniquile sin piedad para obtener la mina de la isla de Sado. Conseguimos montar una línea de defensa en Echigo y la cordillera central de la isla (las provincias de Shinano y Totomi) defensaUna vez a las puertas de Kyoto y ya siendo la alianza más poderosa del este de Japón, envié a un ninja a matar al Shogun Ashikaga y comencé un asedio a la ciudad mientras mi compi entraba por el sur y se hacía con Iga y Yamato, dejando a los Hattori cercados en la fortaleza de Iga. Así, hicimos que el enemigo se dividiera pudiendo acabar con sus ejércitos por separado sin que tuvieran la capacidad de darse apoyo. Y de batallas ya ni hablamos, claro. Imaginad un cerco de Ashigarus con lanzas (campesinos de all the life of god) defendiendo un paso montañoso contra un ejercito claramente superior, con mi líder detrás dando apoyo moral y un par de unidades de samurais para dar apoyo. Una tras otra, unidades de élite del enemigo caen de cansancio (las tropas se cansan si luchan o corren durante mucho tiempo) y son atravesadas por mis yaris. Yo, sentado en mi sillón, esbozo una sonrisa diabólica y mi colega me dice por micro: "carga colina abajo". Me vuelvo loco. El enemigo huye entre gritos de dolor. Sus banderas parpadean, sus líneas se rompen. Pongo la cámara lenta para recrearme en el sufrimiento de esos pobres desgraciados. Sangre que no es suya mancha la espada de mi general. Entonces sale una pantallita. Victoria. Me levanto del sillón, respiro hondo y pienso: "bien, bien". Yo que se, creo que es el mejor juego de estrategia y gestión de recursos que he jugado en mi vida. A quien no le guste, pues él se lo pierde, pero yo no puedo hacer otra cosa que recomendarlo encarecidamente. Pocas cosas hay en el panorama videojueguil equiparables al acojone absoluto cuando el Shogun te señala como el enemigo principal de Japón y ordena a todos los clanes que te declaren la guerra. Al carajo todos los tratados de comercio. Tus flotas de barcos se ven en clara desventaja. Tus espías en territorio enemigo empiezan a caer uno a uno. Todos tus aliados (excepto los más antiguos) te traicionan, dejándote con el culo al aire. Que se yo, el summun, el acabose, una fieshta, juegazo del copón. Y próximamente, a por Roma.